El otoño llega con una paleta de colores ocres y verde oscuros con los que va pintando los paisajes de los bosques de la Sierra de las Nieves. Es una de las mejores épocas del año para adentrarse en ellos y llenar los pulmones de oxígeno.
Los alcornoques, encinas, pinos y pinsapos lucen sus distintas tonalidades de verde mientras que los castaños irán llenando los caminos de color cobrizo, convirtiéndose en una de las estampas otoñales más típicas de parte de la Serranía de Ronda y de la Sierra de las Nieves.
Todo un placer para los sentidos que se puede disfrutar haciendo senderismo, con la cámara en mano o simplemente dando un tranquilo paseo por sus municipios.
SIENTE EL OTOÑO
Los primeros signos que anuncian la próxima llegada del otoño desencadenan un gran espectáculo de la naturaleza: la berrea. El peculiar ritual de apareamiento de los ciervos.
Los machos tratan de atraer a las hembras con espectaculares bramidos que sirven además para ahuyentar a los otros candidatos y asegurar, de esta manera, su reproducción.
Durante la primavera y el verano, las hembras se separaron de los machos para tener y cuidar a sus crías. Pero al llegar el otoño, las hembras entran en celo y los machos se preparan para una lucha cuerno a cuerno. Su objetivo, hacerse con el mayor número posible de hembras y perpetuar así su especie.
Encarnecidas batallas en las que se pueden llegar a partir los cuernos, sufrir lesiones y llevar incluso a la muerte al animal. El momento para presenciar este espectáculo es el atardecer cuando su eco se puede oír a varios kilómetros de distancia. Hay poblaciones estables de ciervos en los parques naturales de Grazalema, los Alcornocales y la Sierra de las Nieves.
El Bosque de Cobre es una metáfora con la que se alude a una estampa típicamente otoñal que se produce con la la caída de las hojas de los castaños.
Los montes se cubren con una manto de colores que discurre desde los tonos marrones a los amarillos, naranjas y ocres.
Incluye once municipios: Alpandeire, Benadalid, Benalauría, Cartajima, Faraján, Genalguacil, Igualeja, Jubrique, Júzcar, Parauta y Pujerra, en la Serranía de Ronda, y Yunquera, en la Sierra de las Nieves. Todos ellos con una enorme tradición en torno a la castaña.
Además de disfrutar de bellas imágenes otoñales, descubrir el Bosque de Cobre servirá también para conocer 14 pueblos blancos que cuentan con una gran riqueza cultural y gastronómica.
Los miradores situados en estos pueblos son lugares perfectos para disfrutar de la panorámica y si queremos adentrarnos en el bosque, lo podemos hacer con las etapas 4, 5 y 6 de la Gran Senda de Ronda (GR 141) que discurren cerca del río Genal.
Los pinsapares son una de las formaciones boscosas más impresionantes de la Península Ibérica. Bosques densos, sombríos y húmedos, más propios de zonas nórdicas.
Las piñas de los pinsapos se disponen erguidas alcanzando su máximo proceso de maduración, miden 14-16 cm de longitud y de superficie lisa, ya que no dejan ver las escamitas papiráceas (escama tectriz) entre las escamas leñosas.
Según avance el otoño irán cambiando de color, se abrirán y dejarán salir unos pequeños piñones, listos para su diseminación.
El otoño es una de las estaciones perfectas para disfrutar del senderismo, una actividad que no entiende de edades. De hecho, cada vez son más los niños que se inician con sus padres en esta práctica que se caracteriza por realizarse en el medio natural.
En Sierra de las Nieves tienes algunas numerosos itinerarios de escasa dificultad que son idóneos para disfrutar con toda la familia en los meses finales del año.
Si tienes planeado hacer senderismo con niños este otoño, es muy importante que planifiques bien tu excursión porque, cuando se sale con los más pequeños, no se puede dejar nada a la improvisación.
Es esencial planificar previamente la rutapara hacer senderismo con niños. Las primeras veces, intenta que el recorrido no sea demasiado duro para ellos o se os hará largo a todos.
Elige una ruta corta en la que puedas hacer alguna parada intermedia. Darse un atracón de golpe es contraproducente, sobre todo si quieres que le apetezca repetir.
Y, durante el camino, adáptate a su ritmo y déjale libertad de movimientos. Siempre bajo supervisión pero no con demasiadas restricciones porque de lo que se trata es de que le coja el gusto a la naturaleza.
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