De gran riqueza botánica, con hasta 1.500 tipos de plantas, el protagonista principal es el pinsapo, un abeto mediterráneo reliquia de la época glaciar de la península. Según descendemos también encontramos encinas, alcornoques, algarrobos y castaños.
El emblema animal de este espacio protegido es la cabra montés pero acoge también multitud de especies de aves como el águila real, la perdicera, el búho real, el azor o el gavilán. En sus ríos están presentes otras especies de interés como el corzo o la nutria.
Si a todo esto unimos pueblos blancos que no han perdido su identidad con un rico patrimonio histórico y una gastronomía tradicional, estamos ante todo un paraíso que se puede descubrir en multitud de rutas a pie, a caballo o en bicicleta.