Con el final del verano arranca la berrea del ciervo en nuestras sierras, su ritual de apareamiento.
Cuando se siente el final del verano y se muestran los primeros signos de la inminente llegada del otoño, se produce un gran espectáculo de la naturaleza: la berrea.
Se trata del ritual de apareamiento de los ciervos. Espectaculares bramidos con los que tratan de atraer a las hembras y ahuyentar a los otros machos para asegurarse su reproducción.
La berrea de los ciervos
Durante la primavera y el verano, las hembras se separaron de los machos para tener y cuidar a sus crías. Pero cuando se acerca el otoño, las hembras entran en celo y los machos se preparan para una lucha cuerno a cuerno. Su objetivo, hacerse con el mayor número posible de hembras y perpetuar así su especie.
Los machos marcan su territorio y mantiene encarnecidas luchas con otros ejemplares del mismo sexo en las que chocan sus cuernos pudiendo llegar incluso a partirlos, sufrir otras lesiones y producirse incluso la muerte del ejemplar.
Al atardecer se pueden escuchar los berridos y el choque de astas en un espectáculo digno de presenciar. Su eco se oye hasta a varios kilómetros de distancia aunque es difícil llegar a ver a los animales.
Hay poblaciones estables de ciervos en los parques naturales de Grazalema, los Alcornocales y la Sierra de las Nieves.
La berrea se ha convertido en otro atractivo turístico más de los pueblos de la serranía. Son numerosas las asociaciones y empresas de turismo rural que organizan excursiones para conocerla.
